Villa Montes, Tarija - 17. mayo 2020

Emprendedora del reciclaje, tejedora de sueños…

Al despuntar el alba, Gertrudis Plata inicia su jornada. Ella vive en el Barrio El Chañar en Villa Montes y desde allí cada día recorre las calles de la ciudad haciendo el recojo de botellas de plástico (pet), también de vidrio y latas de distinta procedencia.

Nacida en 1971 en la comunidad Bartolo en Monteagudo, Chuquisaca, Gertrudis Plata Olivera siempre aprendió que con creatividad y esfuerzo es posible salir adelante. En 2000 decidió migrar a Villa Montes en Tarija, con la esperanza de mejores días. Desde su estancia en ese hermoso paraje, realizó tareas que le permitieron salir adelante junto a sus cuatro hijos: Claudia, Jhilda, Fernando y Juan Carlos Loayza Plata.

Ante la adversidad económica ella salió a vender productos, lavar ropa, y realizar múltiples tareas que aseguraron que el pan de cada día no faltara en su mesa, y si existía ese riesgo, ella inventaba la forma de asegurar que esto no ocurriera.

En 2011 vinculada con el Centro PAN del cual formaban parte mujeres y niños, trabajó arduamente, llegando a tener a su cargo más de cuarenta niños, a quienes también les inculcó sobre los valores de la vida.

Guiada por sus sueños y al ver que en la ciudad, la presencia de basura en las calles era un problema cotidiano, Gertrudis reunió un grupo de mujeres recolectoras que inicialmente eran  treinta, y que ahora en 2020 son quince. Cada una de ellas se capacitó en reciclaje, mejorando sus conocimientos y procurando aprender sobre temas vinculados a la educación ambiental de su región.

Ellas cada día salen a las calles de madrugada y caminan entre cuatro a cinco horas, recolectando residuos.

El sueño hecho realidad, ya tiene un nombre, es la Asociación de Recolectoras “Las Emprendedoras”, conformada por mujeres que hacen de su emprendimiento, una realidad que no sólo aporta en la economía de sus hogares, sino fortalece la educación ambiental en el municipio de Villa Montes.

La esperanza, empuja las tres ruedas

A las cinco de la mañana, Gertrudis está a punto de salir de casa. El cabello recogido, el sombrero debidamente colocado, el chaleco y los botines son parte del protocolo que ella cuida, para iniciar la jornada de recojo de residuos en la ciudad chaqueña.

Toma el carrito de tres ruedas y avanza por las calles recogiendo latas, vidrio y plástico. A cada paso su carrito se va llenando, y generalmente al promediar las nueve de la mañana, el carrito ya tiene 60 kilos, los cuáles son transportados, de la misma forma –a pie- como al inicio de la jornada.

Una vez en el centro de acopio, ubicado en el mismo barrio Chañar, los residuos están debidamente colocados para proceder con la selección. Este proceso comienza con una clasificación por colores.

La tarea tanto de recojo como de selección es realizada por mujeres cuyas edades, en su mayoría oscilan entre los 40 a 60 años. “A veces hay familias que apoyan en el recojo y selección de residuos. A veces los hijos pequeños, niñas de once años acompañan a sus madres, hijas jóvenes, o el esposo ayudan, porque este trabajo es duro y en su mayoría está realizado por nosotras” afirma Gertrudis.

Tras la clasificación de los residuos, ellas proceden a empacar los mismos y preparar los fardos que serán enviados a la ciudad de Santa Cruz, donde empresas harán el empleo de este material.

Fardos que aseguran nuestra economía

El trabajo de recolección y separación de residuos es arduo y hasta que no se logra asegurar la venta del mismo, la tarea no está completa. Por ello, las mujeres después de hacer la selección de residuos, proceden con el empaque de los mismos, procurando la formación de fardos que serán enviados por camión hasta su destino final.

Un fardo de residuos tiene un peso entre 45 a 46 kilos. Ellas presurosas proceden personalmente y sin importar el esfuerzo físico que demanda, a cargar en un camión dichos residuos que serán transportados hasta el eje urbano de Santa Cruz. El contrato del camión y todo lo que implica el transporte es un costo cubierto por ellas.

La carga que envían a Santa Cruz alcanza generalmente los 2.200 kilos, y dependiendo del material es preciso saber que por cada kilo, ellas reciben en el mejor de los casos 2.80 Bs. 

El esfuerzo es grande, y no siempre está en equidad de relación con lo que se obtiene económicamente, sin embargo para Gertrudis y las mujeres “Emprendedoras”, su trabajo les brinda la satisfacción de saber que ayudan a que su ciudad esté más limpia.

Artesana recicladora… tejedora de sueños

Las manos de Gertrudis y de las mujeres “Emprendedoras” han encontrado otra forma de expresar sus habilidades y esta es justamente a través del tejido.

De forma artística transforman las botellas pet que recojen, en canastas de plástico, tejidas con esmero y dedicación. Grandes, pequeñas, hondas, anchas, de distinta forma y tamaño, cada tejido también es una forma de expresar los sueños de estas maravillosas mujeres.

“Soy artesana en reciclaje, hago tejidos usando botellas y papel. Es algo que me gusta y también me distrae” precisa Gertrudis.

En tiempos de Coronavirus ¿qué podemos hacer?

El Coronavirus ha tocado las puertas de todos y en el caso de las mujeres “Emprendedoras” ha afectado su rutina diaria. Ahora ellas no pueden salir a realizar su trabajo, por las restricciones existentes, pero piden a la ciudanía que no genere más basura y que continúen haciendo la clasificación en origen de sus residuos.

“La gente en Villa Montes ya sabe cómo hacer la selección y separación”. “Sabemos que deben estar esperando que nosotras lleguemos, pero mientras tanto pedimos que no olviden la importancia de la separación en origen, tanto del plástico, vidrio y latas”.

“Sabemos que ahora otro tipo de basura se está generando como los guantes, barbijos, etc. por eso necesitamos que la gente sea conciente y ponga bien en bolsas cerradas esa basura porque de esta forma no sólo ayudan al servicio de aseo, sino evitan el contagio” afirma Gertrudis.

Para ella en ese tiempo no hay que perder la educación ambiental que se ha aprendido en Villa Montes. “No pierdo la esperanza que las mujeres que están conmigo recibiremos el apoyo del gobierno municipal y de quienes siempre nos acompañan, para fortalecer los equipos y así poder contar con ropa, guantes, barbijos y todo aquello que necesitaremos para enfrentar de manera segura el Coronavirus, una vez que salgamos a realizar nuestro trabajo” asegura la lideresa emprendedora.

Para Gertrudis, son Mariel Sofía su pequeña nieta, Fernando que está realizando estudios universitarios en Yacuiba, Jhilda, Claudia y Juan Carlos (este último que migró a la Argentina en busca de mejores condiciones de trabajo), su razón, fuente de vida y esfuerzo, cuando cada mañana al despuntar el alba… comienza su jornada.

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Gestión ambiental municipal es un proyecto de la Cooperación Suiza en Bolivia que implementa HELVETAS Swiss Intercooperation - Bolivia y Aguatuya, que trabaja en municipios como Villa Montes, promoviendo procesos de educación ambiental y fortaleciendo acciones como las que desarrollan mujeres emprendedoras que, al igual que Doña Gertrudis Plata, son ejemplo digno de admiración.

 
Mayores informes:

Rigliana Portugal
Especialista en Comunicación y Gestión del Conocimiento
HELVETAS Swiss Intercooperation
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Fotos: GAM Villamontes, Gertrudis Plata