Patrones climáticos impredecibles, tormentas tropicales cada vez más poderosas y devastadoras, lluvias e inundaciones, aumento de las sequías con escasez de alimentos, aumento del nivel del mar: las poblaciones pobres se ven especialmente afectadas debido a su ubicación geográfica y su falta de medios para prepararse y adaptarse a las condiciones climáticas cambiantes. Además, los efectos del cambio climático están desencadenando flujos migratorios regionales en muchos lugares. Ya existen más de 20 millones de “refugiados climáticos”.
El Acuerdo de París sobre el cambio climático
Al adoptar el Acuerdo de París en diciembre de 2015, la comunidad internacional se comprometió a limitar el calentamiento global a 2 grados centígrados como máximo. Los países ricos se han comprometido a asignar 100.000 millones de dólares anuales, a partir del 2020, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y para la adaptación al cambio climático en los países en vías de desarrollo. Dada su huella climática, su parte histórica de responsabilidad del calentamiento global y su fortaleza económica, se espera que Suiza contribuya con alrededor de 1000 millones de francos suizos (aproximadamente 1000 millones de dólares) por año. Sin embargo, en mayo de 2017, el Consejo Federal Suizo prometió solo la mitad de esa cantidad, entre 450 y 600 millones de dólares por año a partir de 2020 (a expensas de la cooperación al desarrollo, cuyo presupuesto se reducirá una vez más). Esta contribución se complementará con fondos del sector privado, aunque el Consejo no mencionó cómo se movilizarán estos fondos.
Enfoque en las poblaciones pobres y expuestas
Como miembro de “Klima-Allianz”, una red de más de 70 ONG suizas, Helvetas hace un llamado a los legisladores y a la administración suiza para que aumenten sus ambiciones de política climática, tanto en términos de compromisos internacionales como de reducción de emisiones de CO2 en Suiza. La cooperación al desarrollo no debe asumir los compromisos financieros, estos se deben cumplir mediante instrumentos financieros adicionales basados en el principio de “quien contamina paga”. Las comunidades pobres y expuestas deben empoderarse para hacer frente a los impactos adversos del cambio climático y las situaciones de crisis humanitarias, por ejemplo, mediante métodos de cultivo sensibles al clima, semillas resistentes a la sequía, reforestación, construcción de terrazas y la creación de estanques de riego. El Consejo Federal debería abogar por que el 50% de los fondos climáticos disponibles a nivel internacional se usen para medidas de adaptación y para el beneficio de países y comunidades principalmente pobres y especialmente expuestos en el sur.