Documentos de posición en inglés
La migración es la reubicación permanente de las personas y sus medios de vida, ya sea bajo coacción o por voluntad propia. La gente siempre se ha trasladado, temporal o permanentemente, a otras regiones. El lugar al que emigran depende, por un lado, de sus propias capacidades y, por otro, de las condiciones del marco político y jurídico, así como de la concesión respectiva de protección.
Importancia y riesgos de la migración laboral
La migración puede hacer una contribución positiva al desarrollo sostenible. Para muchos países afectados por la pobreza, tiene una importancia económica considerable. En el 2017, las remesas (el dinero que los migrantes envían a casa) totalizaron 596.000 millones de dólares, según el Banco Mundial, de los cuales 450.000 millones de dólares se destinaron a los países en vías de desarrollo. Estas remesas contribuyen de manera decisiva a las condiciones de vida de los pobres y al desarrollo económico: representan un cuarto del producto interno bruto (PIB) en Nepal y Tayikistán, por ejemplo, e incluso un tercio en Kirguistán. Además, los países en vías de desarrollo obtienen los beneficios de la transferencia de conocimientos y el potencial de inversión derivado de su exilio. Muchos trabajadores migrantes tienen la oportunidad de mejorar sus aptitudes profesionales, condición social y nivel de vida, lo que les permite contribuir directamente al desarrollo (local), en caso de regresar más adelante. Los beneficios de la migración son, por cierto, mutuos: los países receptores se benefician de la mano de obra, los conocimientos técnicos, la innovación y las redes internacionales, así como de los ingresos fiscales, las contribuciones a la seguridad social y la diversidad cultural.
En la actualidad, unos 250 millones de personas viven fuera de su país natal; el 70% de ellas son del hemisferio sur, más de la mitad de las cuales están en el sur. Pero para que la migración tenga perspectivas futuras viables, las condiciones de vida y trabajo en el país de destino deben cumplir con los estándares de derechos humanos. En realidad, muchos trabajadores migrantes son víctimas de diversas formas de explotación y discriminación, ya sea durante el reclutamiento en su lugar de origen, durante el traslado o en su nuevo lugar de trabajo. Los estándares de la Organización Internacional del Trabajo, especialmente sus convenciones relacionadas con la migración, son elementos importantes para la “migración equitativa” y deben aplicarse en todo el mundo.
Migración forzada
Millones de personas se ven obligadas a abandonar su país de origen debido a conflictos violentos o persecución política, pobreza extrema, exclusión o explotación, efectos del cambio climático o los desastres naturales. Esta migración forzada es siempre el resultado de las violaciones de los derechos humanos. En el 2015, ACNUR contabilizó unos 65 millones de refugiados en todo el mundo que se han visto obligados a escapar de la persecución política o el conflicto violento, y 40 millones eran personas desplazadas dentro de su propio país (IDP). Medio Oriente y África han absorbido a dos tercios de estos migrantes forzados. De ese número relativamente pequeño de refugiados que buscan llegar a los países ricos, muchos no lo logran. En torno a 1,3 millones de los 3 millones de solicitantes de asilo de todo el mundo solicitaron refugio en Europa en 2015. Además, los flujos migratorios regionales en muchos lugares están impulsados por los efectos del cambio climático. Se estima que ya hay más de 20 millones de “refugiados climáticos”.
Protección y ayuda
Las condiciones son especialmente precarias para quienes se ven obligados a huir de un conflicto violento, que, en su camino hacia un futuro incierto, no están protegidos de la explotación sistemática en el camino o en los campamentos de recepción rudimentarios. En primer lugar, necesitan ayuda humanitaria y protección en sus países de origen y en el camino, y luego, a largo plazo, la residencia segura y las perspectivas sociales y económicas en el país que los acoge.
En el marco del diálogo sobre migración internacional, Suiza cooperará para encontrar soluciones para la gran mayoría de los refugiados en las regiones de origen o en las áreas circundantes. Paralelamente, Suiza puede y debe abogar de forma más enérgica por la resolución no violenta de conflictos y exigir la aplicación de los derechos humanos y los principios fundamentales del buen gobierno, especialmente contra los regímenes y gobernantes autoritarios en los estados frágiles.