Representantes conservacionistas de las seis Zonas de Agrobiodiversidad en el Perú llegaron a Lima con el objetivo de compartir un espacio de encuentro, diálogo e intercambio de sus experiencias de conservación in situ, y para reflexionar conjuntamente sobre las pautas y perspectivas para elaborar su planes de gestión.
En el marco del aniversario 44° del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI), se realizó el primer encuentro de conservacionistas de las Zonas de Agrobiodiversidad (ZABD) en el Perú, impulsado por la Dirección de Recursos Genéticos y Biotecnología (DRGB) del INIA, apoyado por el proyecto Andes Resilientes al Cambio Climático, que es facilitado por el consorcio Helvetas Swiss Intercooperation - Fundación Avina e implementada por la Cooperación Suiza COSUDE, junto a Wildlife Conservation Society (WSC).
Las actividades iniciaron el 15 de julio con una jornada de encuentro y taller en torno a las zonas de agrobiodiversidad. La bienvenida e inicio del evento la brindaron Jorge Ganoza, Jefe del INIA; Juan Carlos Guerrero, Director de Recursos Genéticos y Biotecnología; y Carlos Amasifuen, Director de la Subdirección de Recursos Genéticos-SDRG. Este último, mencionó que “el reconocimiento de las zonas de agrobiodiversidad, es el punto de partida para el fortalecimiento de la gestión y conservación in situ de la riqueza de recursos genéticos y culturales que las comunidades conservan en estos territorios; y que a través del INIA y de las diferentes instituciones involucradas en la conservación y uso de los recursos genéticos, se necesita conformar y fortalecer una red de trabajo que contribuya a los objetivos por los cuales las zonas de agrobiodiversidad han sido reconocidas”.
Maruja Gallardo, coordinadora del Proyecto Andes Resilientes en Perú, presentó tres guías técnicas generadas en español y quechua por el Instituto Nacional de Innovación Agraria - INIA, con el objetivo de ser un primer insumo que facilite información de los procesos de postulación al reconocimiento y gestión de las zonas de agrobiodiversidad. Las guías publicadas son las siguientes:
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Guía para elaborar expedientes técnicos que postulen al reconocimiento como ZABD
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Guía para la evaluación de expedientes técnicos que postulen al reconocimiento como ZABD
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Guía para la elaboración de planes de gestión de las ZABD.
Estas guías se suman a la guía inicial para el reconocimiento de zonas de agrobiodiversidad del INIA, detallando las etapas y pasos, y fortaleciendo el paquete de herramientas técnicas del INIA para la promoción de nuevas zonas de agrobiodiversidad.
Seguido de lo cual, se dio el primer encuentro “Apajata” entre conservacionistas de las zonas de agrobiodiversidad: diálogos sobre la experiencia del reconocimiento y perspectivas”. La apajata, en el quechua de Puno, es una forma de celebración y reciprocidad, entendiéndose que el encuentro en Lima fue posible gracias al aporte de cada conservacionista, que compartieron sus saberes y reflexiones para la construcción de una comprensión grupal y propia de lo que significa ser una zona de agrobiodiversidad y los compromisos que esto implica, principalmente de las comunidades y de las entidades públicas, privadas, de sociedad civil, academia, entre otros, con competencias y expertis en la conservación de la agrobiodiversidad; todos y todas traen lo suyo a la apajata. Este espacio permitió el intercambio de sentires y aspiraciones de las y los conservacionistas que llegaron de las 6 zonas de agrobiodiversidad de Perú reconocidas por el MIDAGRI: Andenes de Cuyocuyo (Puno), Parque de la Papa (Cusco), Ccollasuyo (Cusco), Marcapata Ccollana (Cusco), Pariahuanca (Junín) y Paymakis (Apurímac). Esta última fue reconocida como la sexta ZABD de manos del Ministro Andrés Alencastre Calderón.
Entre los sentires compartidos, los conservacionistas resaltaron lo orgullosos y orgullosas que se sienten de haber logrado el reconocimiento como ZABD, pues implica sentirse valorados por sus culturas, saberes ancestrales y riqueza nativa. También manifestaron preocupaciones por las amenazas a las que están expuestos, entre ellas, el incremento de la variabilidad del clima y el cambio climático, que ocasiona la pérdida de variedades de cultivos. Ante lo cual, y como respuesta mencionaron que muchas variedades de cultivos y crianzas son conservadas a través de sus sistemas agropecuarios tradicionales, y que además realizan investigaciones locales en busca por ejemplo, de variedades de papas nativas resistentes a ciertos factores climáticos, lo que incrementa la diversidad que poseen. A través de mapas parlantes, los conservacionistas de las seis ZABD representaron las situaciones pasadas y actuales de las zonas de agrobiodiversidad, y las proyecciones a futuro. Punto de partida para la elaboración de los planes de gestión (o planes maestros) de las ZABD.
Al siguiente día, el sábado 16 de julio, se realizó la 1ra. Feria de Agrobiodiversidad Nativa, que organizó el INIA-MIDAGRI, con la colaboración del proyecto Andes Resilientes, WSC, La Municipalidad Distrital de La Molina, y de las entidades públicas y de sociedad civil que apoyaron a las comunidades en su reconocimiento como ZABD. La feria inició con el reconocimiento de Paymakis en Apurímac, como la sexta zona de agrobiodiversidad del Perú, reconocimiento otorgado por el ministro de Desarrollo Agrario y Riego, Andrés Alencastre y el jefe del INIA, Jorge Ganoza, mediante la Resolución Ministerial 306-2022-MIDAGRI.
El ministro de Desarrollo Agrario y Riego, Andrés Alencastre inauguró la feria resaltando los conocimientos de predictibilidad y pronóstico climático de las comunidades nativas, posibilitando la toma de decisiones productivas y la conservación de la agrobiodiversidad; señaló que, esa mirada para atender la incertidumbre ha estado en la manera de pensar, mirar y de ubicarse de las sociedades andinas y amazónicas, tomando relevancia ahora, en un contexto de cambio climático. Complementó que, desde el MIDAGRI se propone fortalecer la conservación de la agrobiodiversidad como una política y medida de adaptación al cambio climático: “no hay ninguna decisión de la política agraria que no esté incorporando desde ya el tema de cambio climático, la gestión del riesgo, la interculturalidad, la equidad de género y la identidad intergeneracional en todo nuestro país, las zonas de agrobiodiversidad demuestran la capacidad de adaptación y de mitigación conservando las áreas de producción con las áreas silvestres en una proporción bastante compleja de explicar desde la academia occidental pero muy difundida desde los conocimientos ancestrales y la cultura nativa de estas zonas reconocidas”.
La feria, que se realizó en el parque Hispanoamericano de la Molina, permitió la exhibición de variedades de cultivos nativos de las seis zonas de agrobiodiversidad. Las y los productores pusieron en venta sus variedades de papa, maíz, oca, mashua, quinua, tarwi, entre otros. Además, la feria permitió que los conservacionistas realicen el tradicional trueque, intercambiando semillas de papas.
Los alimentos y los sistemas agropecuarios diversos y tradicionales localmente adaptados y de producción agroecológica, tienen un gran valor para las comunidades andinas y la población en las ciudades, en términos de soberanía y seguridad alimentaria, y como una medida de adaptación al cambio climático.
Atendiendo a estas demandas en un contexto de cambio climático, Suiza a través de su Agencia para el Desarrollo y la Cooperación COSUDE, impulsa el proyecto Andes Resilientes al Cambio Climático que es facilitado por el consorcio Helvetas Swiss Intercooperation-Fundación Avina. El enfoque del proyecto es fortalecer y articular las capacidades de actores públicos y privados que les permita proveer servicios que mejoren la capacidad de adaptación climática de poblaciones rurales andinas en pobreza y vulnerabilidad, con el fin de mejorar su seguridad alimentaria e hídrica, promoviendo una acción conjunta frente al cambio climático en Bolivia, Ecuador y Perú.