En las dos últimas semanas se han difundido dos contundentes informes que dan cuenta de la agudización de la crisis climática. La presente nota es nuestra mirada de cara a estos informes sobre el Cambio Climático y un Perú comprometido con estos acuerdos climáticos internacionales.
El VI informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), presentado recientemente por la ONU, contiene bases científicas físicas del cambio climático pone en evidencia, desde la etapa pre-industrial hasta la actualidad, que la temperatura global del planeta se ha incrementado en 1,09ºC y esto por causa antropogénica indubitable; y nos alerta sobre la probabilidad que sobrepasemos el umbral crítico de 1.5ºC en el 2030.
Por otro lado, el Informe del Estado de clima en América Latina y el Caribe 2020, presentado por la OMM y CEPAL que particulariza sobre el cambio climático en la región, haciendo énfasis en el aumento de las temperaturas, el cambio en la distribución de las precipitaciones, las tormentas, el retroceso de los glaciares, el incremento en la intensidad y frecuencia de los eventos climáticos extremos, entre otros, producto de la actividad humana, que comprometen la salud y seguridad de las personas, la seguridad alimentaria, hídrica y energética, afectando medios de subsistencia e incrementando el riesgo de desastres.
Los cambios en el ciclo hidrológico que se han hecho más intensos según lo advierten estos informes, hace y hará que eventos de sequía y crisis del agua y de lluvias intensas puedan ser mayores si continuamos aumentando las temperaturas.
Las alertas contenidas en estos informes hacen ver que:
- Las metas comprometidas por los países en el Acuerdo de París resultan largamente insuficientes para mantener el nivel de calentamiento global causante del cambio climático, por debajo de 1.5ºC, o incluso por debajo de los 2ºC. El mensaje es claro debemos limitar la emisión de dióxido de carbono y reducir las fuentes de metano.
- Considerando lo que la ciencia dice y anuncia, requerimos compromisos firmes y mayores. La condición de ser un país con menor emisión de GEI que contribuye en pequeña proporción con el calentamiento global, no es razón suficiente para postergar la transición hacia una economía baja en carbono, horizonte al cual se dirige la sociedad global. Necesitamos urgencia y ambición en las decisiones y acciones firmes y sostenidas para avanzar a la carbono neutralidad al 2050, conservando nuestros sumideros de carbono (bosques, océano y suelos), reforestando, limitando el uso de combustibles fósiles y promoviendo energías renovables.
- La crisis climática se suma a la crisis sanitaria, crisis económica, y otras, configurando escenarios de crisis sistémica que impone serios desafíos para nuestro desarrollo; y que por lo mismo requiere de respuestas sistémicas, articuladas e integradoras, que permitan enfrentarlas en conjunto; porque además todo ello presiona sobre la utilización de recursos financieros escasos.
- Por ello, la acción intersectorial, intergubernamental e interactoral tiene que ser potenciada territorialmente para abordar de manera conjunta, eficiente y eficaz, las causas y los problemas derivados de estas crisis. Las estrategias y acciones de mitigación y adaptación deben establecer prioridades claras y articuladas para su implementación, con visión sistémica, sinérgica y de escala, apuntando a medidas que generen co-beneficios, en concordancia con los desafíos climáticos que enfrentamos y conciliando perspectivas múltiples.
- El cambio climático tiene un impacto inequívocamente desigual, de la misma manera que el producido por la pandemia del Covid-19. Por ello, en este contexto y con criterio de equidad, se requiere de acciones afirmativas de política pública para apoyar la adaptación al cambio climático en los grupos sociales más vulnerables (productores de la pequeña agricultura familiar, de la pesca artesanal, grupos indígenas, etc.), facilitándoles el acceso a servicios que les permita la protección, mejora, resiliencia y sostenibilidad de sus activos productivos e incremento de sus capacidades adaptativas.
- Necesitamos transitar hacia paradigmas de vida, de producción y de consumo equitativos, saludables, sostenibles y compatibles con el clima y la naturaleza. La reactivación económica post-covid debe ser oportunidad para fomentar inversiones y empleo en actividades con bajas emisiones de carbono y más resilientes frente al cambio climático, en concordancia con nuestros desafíos climáticos.
- El tema nos atañe a todos y todas y debe comprometernos a ejercer un rol activo en la acción climática, demandando información, modificando nuestras actitudes y acciones cotidianas, participando en iniciativas colectivas, influenciando en los decisores, y ejerciendo seguimiento al cumplimiento de las acciones públicas .
El compromiso y esfuerzo de Helvetas y sus socios es trabajar hacia la adaptación al cambio climático y la mejora de la resiliencia climática. Un esfuerzo que lo venimos trabajando con las comunidades y grupos más vulnerables a nivel global. Y en Perú, nuestra organización avanza hacia la construcción de poblaciones resilientes y un país climáticamente sostenible.